8 tipos de cargas emocionales (y cómo deshacerse de ellas)
Odio el peso de las cosas innecesarias. Por eso vuelo sólo con equipaje de mano y nunca llevo bolso ni chaqueta a los conciertos. Pero el exceso de equipaje no es sólo físico. Cuando viajamos por la vida, también acumulamos equipaje emocional. Y al igual que arrastrar por el aeropuerto una maleta de ruedas a la que le falta una, el equipaje emocional puede ralentizarnos mucho. ¿A cuántas de estas emociones inútiles te aferras? Averigua cómo dejarlas atrás para disfrutar de un viaje más ligero.
1. La culpa
Todo el mundo siente culpa. Todo el mundo. Errar es humano, y los humanos tendemos a errar mucho. Sentirse culpable cuando se ha hecho daño a alguien, se ha infringido una norma o se ha actuado de forma inadecuada es natural. Cargar con esa culpa durante semanas, meses o años no lo es. Nos aferramos a la culpa porque queremos castigarnos a nosotros mismos, pero ésa nunca es una estrategia para hacer lo correcto.
Abandonar la culpa
Deja de juzgarte a ti mismo de forma retroactiva y de jugar al «y si…» y al «debería haber…». Practica la afirmación positiva afirmando (en voz alta) las cosas buenas que has hecho, los rasgos de tu personalidad de los que te sientes orgulloso y las bendiciones por las que estás agradecido. Perdónate a ti mismo y, si es posible, pide perdón a aquellos a los que has hecho daño.
2. Arrepentirse
Es muy fácil quedarse atascado en la rutina del arrepentimiento, imaginando cómo sería la vida si lo hubieras hecho todo «bien«. Lo cierto es que no podemos predecir el futuro y no debemos castigarnos por el pasado. Un estudio reciente realizado en Alemania reveló que los participantes que eran capaces de dejar atrás los remordimientos estaban más alegres y manifestaban mayores niveles de felicidad en el futuro.
Abandonar el arrepentimiento
Deja de tratarte como la víctima. Todos tomamos decisiones. Algunas son buenas y otras malas. Así es la vida. Recuérdate a ti mismo las decisiones de las que te sientes orgulloso, como tener hijos, donar a la caridad o decir no a ese trozo de tarta. Busca la lección. Si aprendes algo de un error, no hay razón para lamentarlo.

3. Vergüenza
Si alguna vez se han aprovechado de ti o te han obligado a vivir una mentira, es posible que sientas una intensa vergüenza. «Hay muchas circunstancias en las que tenemos nuestra verdad encerrada, y sin querer creamos vergüenza en torno a nuestras verdades«. «Si te sientes incapaz de decir tu verdad, entonces sientes vergüenza. Es la ley de la naturaleza».
Abandonar la vergüenza
La forma de romper este ciclo de emociones negativas es dejar de interiorizarlas. Si puedes, háblale a alguien de confianza de la vergüenza y de los acontecimientos que la provocaron. Si no estás preparado para decirlo en voz alta, escríbelo en un diario. Ten en cuenta también que tienes derecho a experimentar otras emociones (ira o tristeza) que acompañan a la vergüenza. Permitirte reconocer lo ocurrido y tu propia inocencia es el primer paso.
4. Su crítico interior
Tendemos a juzgarnos con dureza. Somos mucho más críticos con nuestro cuerpo, nuestra carrera y nuestras decisiones que el resto del mundo, aunque imaginemos que es justo lo contrario. Esa vocecita interior puede ser nuestra amiga, pero cuando la voz es demasiado alta y demasiado crítica, es una enemiga. La autocrítica excesiva tiende a ser contraproducente, porque nos lleva a centrarnos en nuestros supuestos fracasos en lugar de en las «pequeñas cosas que podríamos haber mejorado«.
Deshágase de su crítico interior
Date cuenta de que no le importas a nadie, y eso es bueno. Visualiza un cajón en tu cabeza. Etiquétalo como «expectativas» o «críticas«. Cada vez que empieces a juzgarte por cómo deberían ser o haber sido las cosas, coloca mentalmente los pensamientos en este cajón. De todas formas, no te sirven de nada. Silencia esa voz recordándote los pequeños logros y afirmando tus objetivos en voz alta.
5. Ira
Cuando alguien nos hace daño, o cuando observamos una injusticia, la ira es la reacción natural. Aferrarse a esta ira es antinatural y, con el tiempo, puede causar depresión, trastornos alimentarios, enfermedades cardíacas e impedir la recuperación de una adicción. Comprender la causa y canalizar la ira hacia algo positivo son las mejores maneras de evitar este destino.
Abandonar la ira
En primer lugar, permítete sentirlo plenamente sin avergonzarte. Permítete despotricar, llorar o escribir sobre ello, pero sólo durante un tiempo determinado. Cuando se acabe el tiempo, recuérdate que la única persona afectada por tu ira eres tú: El simple hecho de tener rabia no perjudica en absoluto a la persona que la causó. Si puedes hacerlo con calma, explica tu enfado a la persona que lo provocó. Si te pide perdón, dáselo. Si no lo hace, date cuenta de que ahora es su problema y no el tuyo. También puede ser útil asumir la responsabilidad de tu papel en la situación. En lugar de culpar a los demás, pregúntate: «¿Qué podría haber hecho mejor?». Puede que te sorprenda lo fortalecido que te sientes.
6. Relaciones anteriores
Románticos o no, todos hemos estado involucrados en una relación tóxica. El tiempo que pasamos con esas personas nos impacta profundamente. Tal vez fue abusiva. Quizá fue un amor no correspondido. Tal vez nos abandonaron o nos engañaron. Permitir que estas relaciones pasadas afecten a nuestra vida actual es una receta para el desastre.
Abandonar relaciones pasadas
Escribe una carta a esa persona. Dile todas las cosas que desearías haberle dicho cuando estaba cerca. Envíala si te apetece. Si no, guárdala en un cajón. Intenta encontrar la lección en la experiencia. Si has aprendido algo, no ha sido inútil. «Aunque te guste evitar el trabajo interior necesario para conseguir una relación más sana, tienes que valorar que con la perspicacia creces y cometes menos errores«.
7. Estrés y preocupación
Entre el trabajo, la familia y los amigos, no hay escasez de estrés en nuestras vidas. Nos hemos condicionado a creer que el estrés es igual a productividad, pero llevarlo en exceso es en realidad un atajo hacia el agotamiento total.
Olvídate del estrés
Recuérdate a ti mismo que el estrés no consigue nada. No te acerca a tu objetivo ni evita que ocurran cosas malas. Utiliza una técnica de respiración profunda, como el ujayii, para tranquilizarte y sumergirte en el momento presente. «Imagina tu vida dentro de 10 años. Luego mira 20 años en el futuro, y luego 30. Date cuenta de que muchas de las cosas que te preocupan no importan realmente en el gran esquema de las cosas».
8. Miedo
No hablamos sólo del miedo a las arañas o a los tornados. Hablamos de ese miedo paralizante que se apodera de nosotros cuando contemplamos lo desconocido, un posible fracaso o personas y situaciones que nos intimidan. Cuando se deja que supure, este miedo te atrapará dentro de tu propia cabeza y te impedirá disfrutar de la vida y de tus seres queridos.
Abandona el miedo
Es contraintuitivo (e incómodo), pero la mejor forma de liberarse del miedo es enfrentarse a las cosas que te hacen sentirlo. «La exposición es sin duda la forma más eficaz de tratar las fobias, los trastornos de ansiedad y los miedos cotidianos de cualquier tipo«. No tengas miedo de empezar poco a poco, aumentando poco a poco la exposición hasta que hagas lo que antes te parecía imposible.
¿Te has deshecho de alguna carga emocional? ¿Cuál era y cómo te deshiciste de él?