Como procrastinar ayuda a la productividad en esos momentos de la vida
La procrastinación y la productividad parecen ser dos caras de la misma moneda. Y hay ciertas situaciones en las que procrastinar puede acabar siendo mejor para la productividad final en lugar de obligarnos a tomar medidas inmediatas. Pero, ¿qué pasa si se procede sin hacer nada sólo para lamentarlo al final? Para que este concepto sea un poco más comprensible, vamos a analizar algunas situaciones concretas en las que la procrastinación ayuda a la productividad.
1. Tareas poco estimulantes para la escritura/dibujo/profesiones creativas
Ahora bien, esto no significa que las personas que tienen un trabajo creativo, incluyendo la escritura y el dibujo, se beneficien siempre de procrastinar, pero en ciertas situaciones, sí. Puedo hablar por mi experiencia como escritora creativa, que no todos los temas de los artículos despiertan mi interés y me dan ganas de investigar. De hecho, algunos temas son completamente opuestos. Y si tengo tiempo, tiendo a dedicar una cantidad innecesariamente larga de él a ese artículo que no me inspira realmente a ser productivo.

Si tienes una profesión creativa similar, probablemente ya sepas cuánto tiempo te lleva completar un párrafo, un esquema, un diseño en bruto, etc. Me he dado cuenta de que supero ampliamente este plazo cuando el tema no me inspira.
La cuestión es que no siempre conseguiremos un trabajo que nos inspire. Pero eso no significa que no sea inspirador para otras personas. En lugar de arrastrar los pies y perder el tiempo trabajando en una pieza durante horas, descubro que a menudo es mejor dejar ese trabajo para más tarde, cuanto más cerca de la fecha límite mejor. Así no tengo tiempo para darle vueltas, quejarme al universo de lo aburrido que es o perder mi tiempo productivo en escribir e investigar lentamente. La procrastinación ayuda a la productividad a largo plazo, ya que ayuda a seguir adelante y completar otras tareas.
2. Tome una decisión con la que se sienta 100% cómodo
Hemos hablado muchas veces de lo beneficioso que es ser más decisivo, de las formas de mejorar la toma de decisiones y de las cosas que hay que evitar y que podrían impedirla. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a una decisión bastante difícil, especialmente una que puede cambiar la vida, puede ser mejor darse más tiempo para pensar en ella.

Digamos que te han ofrecido un nuevo trabajo. Este nuevo trabajo te da más responsabilidad y libertad de expresión, el sueldo es mejor y la oficina es increíble. Pero el puesto requiere que te traslades. Definitivamente, no es una elección que debas hacer con valentía. Hay que tener en cuenta muchos factores. Cuando tengas tiempo para pensar, las cosas que antes parecían detenerte pueden presentarse con una solución adecuada y viceversa. Es importante confiar en tu instinto, pero en momentos de decisiones difíciles, también es importante confiar en tu lógica.
3. Cómo tratar con clientes difíciles y sus exigencias
Si trabajas con clientes o consumidores, probablemente seas dolorosamente consciente de lo difíciles que pueden ser algunos de ellos. Si además te sientes malhumorado ese día, volver a retomar el mismo proyecto o la misma conversación con el mismo cliente o clienta puede llevarte a tomar decisiones precipitadas. Aunque te parezca que sería satisfactorio poner fin a tu cooperación o incluso actuar con rudeza, sin duda te hará mejor dar un paso atrás y simplemente respirar.

Ahora bien, es cierto que a veces trabajar con personas significa que te encontrarás con clientes poco razonables. Pero no es el caso más frecuente. Ten en cuenta que tus clientes también tienen plazos y trabajo que hacer; pedir revisiones del proyecto o más aclaraciones sobre algo puede que no sea que sean difíciles, es sólo una forma de añadir un toque final a la tarea en cuestión.
Además, si actúas de forma grosera o despectiva, te arriesgas a que tu jefe te critique o incluso a perder el cliente, ya que aparecerán comentarios negativos en Internet sobre tu empresa y tu profesionalidad. Olvídate de la productividad: podrías perder tu trabajo o a tu cliente. Si no te apetece responder a un cliente exigente en cuanto se pone en contacto contigo, simplemente no lo hagas. Date el tiempo suficiente para procrastinar hasta que estés preparado para afrontar sus demandas con una mentalidad positiva.
4. Cómo solucionar los desacuerdos con tus compañeros de trabajo
Nos pasa a los mejores: a veces, durante un mal día, podemos desquitarnos con un compañero de trabajo que, por desgracia, ha hecho una pregunta de más o ha cometido un error, aunque éste sea bastante fácil de solucionar. Desahogarse así puede suponer un alivio inmediato, pero a la larga puede pasar factura. No sólo puedes crear una situación incómoda que puede hacer que todo el equipo ande con pies de plomo, sino que también podrías arruinar tu relación con más de un compañero de trabajo. Si hay una forma segura de destruir la productividad de un equipo, es ésta.

Obviamente, lo mejor en estas situaciones es no ceder a la ira irracional. Pero en caso de que ya lo hayas hecho, puedes remediar la situación disculpándote y explicándote. Sin embargo, aunque reconozcas tu propio error casi al instante, no te lances a pedir disculpas rápidamente. Tanto tú como tu compañero de trabajo necesitáis calmaros un poco y evitar el calor adicional de la discusión. En este caso, procrastinar puede darte el tiempo suficiente para encontrar las palabras adecuadas, comprender tu propio comportamiento y ver las cosas desde la perspectiva de tu compañero de trabajo.
Aunque deberíamos intentar activamente superar nuestras tendencias a la procrastinación, también ayuda a la productividad a largo plazo utilizar esta carta cuando sea apropiado. Sin embargo, si tienes todo eso cubierto y estás buscando formas de aumentar tu productividad durante el día, puede que quieras recurrir primero a tu rutina nocturna.